siento mecer la luna blanca
en mis manos de cristal.
Tirita la agonía interminable
de la oscuridad en mis dedos
ya cansados de intentar
tejer la medianoche de color.
Temerosa, adolorida
sentada sobre la infinita tierra,
cogo la luna y sigo meciendo
los sueños de una noche eterna
de cantos blancos y poesía.
Mis lágrimas resbalan magicamente
en la tierra ya muerta de la tristeza
y siento miedo al ver la silueta del dolor
por la senda silenciosa del triste cielo
acariciar mi frágil figura de papel.
acariciar mi frágil figura de papel.
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