miércoles, 22 de junio de 2011

Muriendo de soledad


En las frías arenas descansaba cual pájaro azul
perdido en la majestuosidad del tiempo

Hacía tanto frío aquella noche
que mi alma tiritaba cual débil hoja bajo la lluvia
Tenía en las alas el suave olor del viento de otoño
Y en mi ojos la dulce ambrosía de los años idos.

No sé si fue el olor  de los jazmines
O el suave murmullo de la noche
que me atrajo al espacio azul de la fantasía.

No pude escuchar los ruidos violentos de la tarde
ni los cantos dolientes de las olas,
solo miré a lo lejos las sombras sagradas
de la soledad y la fantasía.
 y el eco triste  de la noche  
 

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