Acariciando la textura de una tarde de invierno
en uno de esos locos intentos
de alcanzar la luna blanca,
me perdí en el espacio sideral
de la fantasía azul.
No sé cuantos inviernos más pasaron
ni cuanto días, ni cuantas horas
Fascinada por la belleza de la poesía
me quedé extasiada contemplando
las piedras blancas que se dispersaban
indiferentes a la soledad de mi alma azul.
Sigo contemplando el azul cielo de la poesía