Jamás podré olvidar su triste y débil mirada escudriñando hacia atrás, como queriendo dibujar en su corazón todo lo que había sido parte de su vida. Fueron tres largas y frías noches de insomnio, de angustia, de dolor para mí y para todos los que permanecimos a su lado en esos momentos de gracia celestial. Ya no había tiempo para más, todo era vano. Sentí en esos momentos la crucificación de Cristo al tomarla de la mano y en sus lágrimas que brotaban de sus ojos casi cerrados sentí el dolor de María. Ya no habrá más zozobra para ti ya están lejos de las miradas curiosas y la indiferencia de los demás. Estás junto a Jesús ,sin quebrantos, con la belleza de los ángeles, gozando de los dones benditos de la creación, descubriendo los misterios de la humanidad, rezando junto a los ángeles,por tus hijos y por mamá. TU MUERTE NOS HIZO SENTIR CULPABLES.
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